Ruedas de fortuna. Una aventura en bicicleta.

Ruedas de fortuna

Son cerca de las dos de la tarde, es lunes, y comenzamos a pedalear desde Putney Bridge. Dejamos a nuestras espaldas el río Támesis y avanzamos por la estrecha pendiente de Putney Hill. Con un par de alforjas, varios mapas de carretera y la certeza de estar llevando a cabo una pequeña locura, nos disponemos a seguir las rodadas de H. G. Wells.

Este es nuestro punto de partida, pero el viaje se inicia mucho antes, con las páginas de Biciosos, un libro escrito por Pedro Bravo (Debate, 2014) y gracias al cual descubrimos la existencia de Ruedas de Fortuna, una novela en la que Wells narra un viaje en bicicleta por el sur de Inglaterra en 1895. El hallazgo despierta nuestra curiosidad por varios motivos: admiramos las obras de ciencia ficción del escritor inglés, somos defensores y activistas de la movilidad ciclista y, qué demonios, nos encanta viajar en bicicleta.

Aunque en su lectura no reconocemos al Wells que más nos gusta, ese que imagina mundos distópicos e imposibles, nos sorprenden otras cuestiones muy interesantes. Por otra parte, la narración del viaje que realiza Hoopdriver, el personaje principal de esta historia, desde Londres hasta la costa sur de Inglaterra, es tan precisa, inspiradora y atractiva que pronto dos ideas se hacen un hueco en nuestras cabezas. ¿Y si realizáramos ese viaje en bicicleta? ¿Y si rescatáramos y publicáramos de nuevo esta novela?

Y aquí nos encontramos, empeñados en llevar a cabo al menos la primera parte de este reto, dejando atrás el suroeste de Londres, montados en dos bicicletas de alquiler con dirección a Portsmouth, y manejando nuestras respectivas máquinas con algo más de pericia que Hoopdriver en los primeros días de su aventura.